De multitud de consultas acerca de los problemas que puede conllevar la depilación de vello púbico, tanto entre varones como mujeres, surge este artículo. Lo que en principio debería suponer una mejora en la higiene, está relacionado con una mayor posibilidad de contraer infecciones de transmisión sexual.
Nos basamos en un trabajo del Departamento de Urología de la Universidad de California, que recogía la información de 14.000 personas entre 18 y 65 años, a los que se les interrogaba si realizaban depilación de vello púbico; si era así con que frecuencia, calificándolos de depiladores extremos (más de 11 veces al año), de alta frecuencia (diaria o semanalmente); herramientas utilizadas (maquinilla eléctrica o manual, tijeras).
Entre las conclusiones, observaron que era más frecuente entre los más jóvenes, y los más sexualmente activos. El 13% de los encuestados manifestaron haber padecido en algún momento herpes, HPV, sifilis, molusco, gonorrea, clamidia, HIV, o ladillas.
La intensidad y la frecuencia del aseo parece estar relacionada con la magnitud del riesgo, en particular para las infecciones que surgen a través del contacto de piel con piel, como el herpes y HPV.
El aseo de baja intensidad se relacionó con una mayor incidencia de infestación por piojos.
La depilación del vello púbico, que es una práctica muy aceptada en la actualidad, y en especial entre la población más joven, sin ser una práctica nociva en si misma, puede estar relacionada con una mayor actividad sexual y como consecuencia con mayor posibilidad de adquisición de enfermedades venéreas, y con la posibilidad de causar pequeñas heridas en la piel, a través de las cuales pueden penetrar bacterias y virus.