Como ya hemos ido explicando en Boletines desde un inicio, nosotros, como muchos otros grupos de trabajo, hemos detectado un descenso en la fertilidad humana, y al menos podemos atribuirlo a multitud de factores. Hace unos 15 años el porcentaje de parejas infértiles era aproximadamente un 10%, mientras hoy en día algunas estadísticas están alrededor del 20%
Una de las causas más importantes es el contacto con tóxicos, que pueden ser no sólo externos, sino también internos.
Los tóxicos externos son principalmente los metales pesados, como el mercurio, cadmio, plomo y arsénico. El más abundante es el mercurio, que se halla no solo en los pescados de gran tamaño (atún, salmón, merluza, etc) sino también en unos tipos de empastes dentales (las amalgamas), y en el tabaco. Las dioxinas, que se acumulan en las grasas, y pueden quedar por muchos años en reserva, provocan disrupciones hormonales, y parecen en relación entre otros factores con la endometriosis, que tanto afecta de manera global a la fertilidad femenina.
Muchos pesticidas o plaguicidas se han visto en relación con una menor tasa de recuperación ovocitaria, menor tasa de fecundación, y menor tasa de implantación.
Las drogas sociales como el alcohol, el tabaco y las drogas prohibidas (marihuana, cocaina, drogas sintéticas,…) ya hace tiempo que se han relacionado con el descenso de la fertilidad tanto en el varón como en la mujer.
No hay que olvidar la incidencia del estrés , y los malos hábitos alimentarios, que van en progreso en nuestra forma de vida.
Es importante analizar estos parámetros, para cada pareja en concreto y si es posible intentar modificarlos a base de consejos de autocontrol, y enseñando a mejorar las dietas alimentarias convirtiéndolas en más naturales, más sanas y más equilibradas.