En verano, cuando las temperaturas son más elevadas, el riesgo de deshidratación tanto para el bebé como para la madre que da el pecho, aumentan. El bebé por su metabolismo más acelerado, y su relativa poca capacidad de comunicarlo, el riesgo es mayor. Se debe prestar atención a signos y sintomas que nos puede ofrecer el bebé, tales como el llanto, exceso de somnolencia, la irritabilidad, el sudor frio, la pérdida de vitalidad, o el aumento de frecuencia cardiaca y/o respiratoria.
«El riesgo de deshidratación de los bebés es mayor que los adultos, por poseer un metabolismo más acelerado»
Además el bebé puede manifestar su sed llevándose la mano a la boca, sacando la lengua más frecuente de lo habitual, o bien mediante una orina más concentrada, con olor mas penetrante, o de color más oscuro.
El calor produce un aumento de temperatura corporal tanto en la madre como en el bebé, a lo que contribuye además el contacto directo entre ambos. La transpiración aumenta, se reduce la hidratación, y en la madre disminuye la producción de leche. Es aconsejable beber suficiente líquido a lo largo del día, ofrecer el pecho sin restricciones, llevar ropas ligeras y frescas, y buscar sitios frescos para realizar las tomas.
Si el bebé tiene menos de seis meses no es necesario darle agua entre tomas, ya que la leche materna es suficiente para hidratarle adecuadamente, pero si es mayor y ya ha iniciado la ingesta de otros alimentos, ofrecerle agua en un vaso o en cucharadas, puede ser una gran ayuda, y nos dará idea de sus necesidades.
» Si se va a conservar la leche para una utilización posterior, debe refrigerarse lo antes posible y utilizarla antes de una semana «
Respecto a la dieta que debe llevar la mamá debe ser variada y saludable, con un aporte de unas 1.800 calorias por día, y que sea abundante en frutas, verduras, ensaladas, sopas frías, y con un aporte de unos dos litros de agua, o zumos naturales. Evitar en lo posible bebidas azucaradas, o alcohólicas.
Otros consejos importante a tener en cuenta en verano, se refieren a las situaciones en que pueda ser necesario extraer leche para conservarla y utilizarla posteriormente.
Es obvio que hay que extremar los cuidados higiénicos sobre la propia piel de las mamas, el sacaleches y los recipientes de almacenamiento. En condiciones óptimas, es decir entre 0 y 4 grados puede conservarse hasta una semana, y hasta quince dias si se ha congelado. Si la temperatura ambiente supera los 25 grados centígrados, debe refrigerarse antes de las 4 horas de su extracción.
La lactancia materna es una forma excelente de alimentar a los recién nacido, pero deben mantenerse unas precauciones especiales en temporadas de mayor temperatura. Además de los cuidados y atenciones que ya hemos mencionado, en esta época en la que se planifican viajes debe procurarse tener el tiempo necesario y el ambiente adecuado para poder realizar las tomas de una forma relajada y adecuada, procurando si es posible que el bebé viaje en los brazos de la madre, sujetos con un cinturón especial, que permita dar el pecho en cualquier momento.
