La ginecóloga Carmen Sala Salmerón nos abre las puertas de su consulta vídeobloguera para «sacar partido al ovario», un órgano par, móvil, situado en la pelvis menor, detrás del útero, y que se relaciona «de forma íntima» con las trompas de Falopio, receptáculos de los ovocitos o células germinales femeninas que se convierten en óvulos cuando son fecundados por un espermatozoide.
El ovario, que produce hormonas sexuales femeninas, como los estrógenos o los progestágenos, y hormonas sexuales masculinas, andrógenos, en pequeñas cantidades, se deteriora a medida que ovula, hasta transformarse en «una cosa gris, chiquita y arrugadita como una pasa» durante la menopausia.
La doctora Sala echa por tierra, de paso, algunos mitos ováricos: «Extirpar un ovario no supone ‘vaciar’ la cavidad abdominal, ya que solo mide tres centímetros… un ovocito se muere antes de llegar a la zona de la ligadura de trompas… los ovarios solo duelen cuando sufren una patología -infección o inflamación, quiste endometrioso, etc.-… los ovarios no hinchan el vientre, seguramente es un problema intestinal».
Por último, Carmen Sala destaca que el ovario sirve, ¡y de qué manera!, para «donar ovocitos» y por este motivo da las gracias, de corazón, a todas aquellas mujeres «que se los regalan a otras que no han podido tener hijos».