Estamos asistiendo en los últimos años a una serie de noticias en el campo de la Oncología, que trascienden el ámbito puramente médico, para invadir el espacio de los medios de difusión. La agresividad quirúrgica de hace no demasiados años, con extirpaciones amplias han ido cediendo paso a cada vez una cirugía más conservadora, con terapias complementarias adecuadas que logran mejores resultados
El desarrollo de agentes más selectivos para cada tipo de tumor, con menos efectos secundarios, y el conocimiento progresivo de la capacidad metastásica de cada tipo de neoplasia, al ir conociendo diferentes subvariedades y la capacidad de respuesta inmunológica de cada paciente, están haciendo poder seleccionar qué pacientes necesitan terapias complementarias más agresivas y quienes con menos, conseguirán los mismos resultados.
Estas afirmaciones, han sido especialmente evidentes en el campo del cáncer de mama, en el que se están desarrollando en los últimos años, tests que, estudiando las características de las células neoplásicas determinan el grado de posibilidad de metastización, con cada vez mayor grado de fiabilidad, ayudando a establecer un protocolo de actuación más selectivo. La combinación de diferentes quimioterápicos, con productos de origen biológico, aún en fase inicial de desarrollo, harán que los agentes sean cada vez más selectivos para las células tumorales, dejando indemnes a las células sanas.
La actuación conjunta de los Especialistas que detectamos los cánceres, con los Oncólogos, es ya habitual, y de este decisión conjunta se obtienen las decisiones más acertadas.
En nuestra Especialidad, el protocolo de detección precoz en el cáncer de mama y en el de cuello uterino, una vez ha sido ampliamente consensuado, y aceptado por las pacientes, y hay que ser sinceros, por las Entidades de Seguros que deben correr con los gastos que ello supone, está suponiendo una reducción drástica en la morbimortalidad de estos tumores. Las mejoras en los sistemas de imagen (radiología de alta definición, y baja radiación, con incorporación de metodología digital para tratamiento de la imagen, resonancia magnética con mayor definición, así como la tomografía computerizada, y sus técnicas complementarias), así como los sistemas de laboratorio especializado, no solo los de citología morfológica, sino los de detección de virus del papiloma, con su consiguiente evaluación, y determinación de grado de actividad, están haciendo cada vez más efectivo este ámbito de la Medicina, en bien de todos.
En otros tipos de cáncer, los avances no son tan espectaculares, bien por la dificultad de acceso al órgano (p.e. el ovario), o bien por su menor grado de incidencia, que hace que el interés de las diferentes compañías farmacéuticas o de producción de sistemas de detección, sea menos interesante desde un punto de vista económico.
Frecuentemente, leemos en la prensa la inminente puesta en marcha de sistemas de análisis de sangre, que mediante una extracción podrán detectar la presencia de células malignas circulantes, y del órgano afecto. Sin duda será posible en un futuro, pero en estos momentos solo son noticias de vías de investigación que disfrutaremos a corto o medio plazo.
En estos momentos, los llamados «marcadores tumorales» en un análisis de sangre, pueden servir para el seguimiento de cánceres ya conocidos, pero raramente sirven para detectar un cáncer oculto. Son altamente inespecíficos, y por lo general cuando se alteran, sólo sirven para generar un alto grado de angustia, y entrar en un sinfín de pruebas indicadas a ciegas (TAC, resonancias, ecografías, endoscopias, etc), que no suelen detectar ninguna patología.
Estamos realmente esperanzados en la evolución de la Oncología, y en especial en la Oncología Ginecológica, y creemos que a muy corto plazo, realizaremos cada vez más cirugías poco agresivas, y tratamientos complementarios más eficaces, con menos efectos secundarios, y mejores resultados.
Boletín Informativo de Septiembre 2018
