El cese de la función ovárica en la mujer puede producir una serie de síntomas desagradables. Lo normal es que ocurra alrededor de los 50 años, y de una forma gradual. Pero si sucede antes de lo adecuado, o de una forma aguda, el cuerpo detectará la falta de hormonas y en especial de los estrógenos, y provocará síntomas.
El síntoma más llamativo es el de los sofocos, pero hay otros como la sequedad de piel y mucosa, molestias al tener relaciones sexuales, problemas para conciliar el sueño, dificultades en mantenerlo, labilidad emocional, dificultad en mantener el peso ideal, etc.
Aproximadamente un 30% de las mujeres no padecerán ninguno de estos síntomas, al menos de una manera incómoda. Se irán adaptando a la nueva situación hormonal y a corto plazo se encontrarán cómodas. Deben ser controladas, ya que a medio o largo plazo, pueden aparecer síntomas de falta de estrógenos, como la osteoporosis, o la sequedad de mucosas.
El resto de mujeres, es decir la mayoría, sufrirán todos o algunos de los síntomas mencionados en diferentes intensidades, llegando a ser muy molestos para la vida diaria. Ya hace muchos años, que sabemos que el fundamento de esta situación es la falta de niveles adecuados de estrógenos. Por lo tanto una suplementación adecuada sería suficiente para corregirla. Esto es lo que conocemos como Terapia Hormonal Sustitutiva (T.H.S.), y que tuvo su auge en los años 90. Su mal uso, por parte de los médicos, prescribiendo dosis inadecuadas y por periodos incorrectos, hizo que aparecieran multitud de trabajos, no siempre bien elaborados y amparados por las Sanidades Públicas, que veían su gasto en productos farmacéuticos elevándose, que relacionaban el consumo de T.H.S. con p.e. el cáncer de mama. Se despertó un recelo general entre la población, y también entre los propios médicos, que hizo que en gran manera se dejara de prescribir.
Afortunadamente para las mujeres, se han ido elaborando trabajos de recopilación de casos, y estudiados con mejor detalle, pudiendo hoy en día desligar los efectos indeseables de la T.H.S. bien prescrita. Ya hoy en día, nadie puede sostener la relación entre el cáncer de mama o de endometrio, y la T.H.S. . Por el contrario, se ha demostrado su efecto beneficioso frente a los sofocos, el sueño, la calcificación de los huesos, la salud cardiovascular, la calidad de piel y mucosas, y la estabilidad metabólica.
Si es cierto que hay que adaptar las dosis y el tipo de preparados a cada mujer, y eso exige una valoración individualizada de cada paciente. La reeducación de la población en este tema, nos corresponde a los ginecólogos, pero también al resto del mundo sanitario, pudiendo lograr una menopausia saludable y sin miedo a los efectos secundarios.
Boletín Informativo de Octubre 2018
