Como cada año en estas fechas, nos gusta recordar a las mujeres que es importante mantener una adecuada «salud vaginal» para evitar contraer infecciones más propias de esta época. Los baños de mar, o piscinas frecuentes, manteniendo la humedad del traje de baño y favoreciendo la multiplicación de las Cándidas Vaginalis (hongos), el aumento de relaciones sexuales no siempre con la protección adecuada, hacen que en verano sean más frecuentes las visitas al ginecólogo de urgencia para tratar estas molestas infecciones.
Además de los consejos que ya hemos ido dando en varias ocasiones, si existen dudas acerca de la idoneidad del estado vaginal, mediante una visita preventiva se puede valorar el estado microbiano del entorno vaginal, mediante un sencillo frotis en consulta que nos informe del adecuado equilibrio entre gérmenes «buenos» (Lactobacilos) que ayudan a mantener el pH adecuado, y el resto de microbios, que pueden existir pero en concentraciones mínimas.
Si el desequilibrio es muy importante, puede favorecerse el restablecimiento a la normalidad mediante métodos naturales que ayuden a aumentar la concentración de Lactobacilos, o mediante probióticos que indirectamente también conducen al mismo final. Si se detecta la presencia anómala de algún tipo de gérmen como Gardnerella vaginalis, Trichomonas, o la tan temida Cándida Albinas, puede prescribirse un tratamiento específico para destruirlos, y a continuación favorecer el crecimiento de los gérmenes protectores.
Un factor muy desestabilizante no sólo en esta época sino en cualquier momento, es la toma de antibióticos de amplio espectro como las ampicilinas, por una infección como anginas, dientes en mal estado, etc, y que destruyan como efecto secundario la flora vaginal. En estos casos, es bueno consultar, y tomar medidas preventivas para evitar una vulvovaginitis.