El Laboratorio de Análisis Clínicos, hoy en día representa una ayuda imprescindible en el manejo clínico de los pacientes. La asombrosa oferta de posibilidades, la rapidez en la entrega de resultados y el nivel de control de calidad han supuesto un gran paso hacia delante.
Su colaboración se inicia desde antes del embarazo, cuando planteamos la visita preconcepcional. En ese momento, es adecuado solicitar una analítica en la que se estudie el estado general de la mujer en cuanto a sus reservas de hierro, estadio metabólico (azúcares, grasas, proteínas), y su situación inmunológica frente a una serie de enfermedades infecciosas.
«La ayuda del laboratorio de análisis clínicos en el manejo de la embarazada, se inicia desde antes del comienzo.»
Siguiendo protocolos ampliamente consensuados por diferentes Sociedades Científicas, se investiga la inmunidad frente a la rubeola (existencia de anticuerpos protectores), la sífilis (que debería ser negativa), el toxoplasma ( que puede ser positiva o negativa, en función de la relación con animales que haya tenido la mujer, y que establecerá un nivel u otro de atención), el V.I.H. (que debería ser negativo). Según las circunstancias de procedencia, de raza, o antecedentes, procederá ampliar con otras serologías. El grupo de sangre, y en caso de ser Rh negativo, el estudio del nivel de anticuerpos, es también imprescindible.
Ante la sospecha de embarazo, y si no queremos esperar a la confirmación ecográfica, la determinación de una beta-HCG en sangre, nos asegura la situación en unas dos horas.
Una vez el embarazo evoluciona, en el primer trimestre deberemos realizar una analítica general para conocer el estado general de la mujer desde el punto de vista global (hematíes, coagulación, glucosa, hierro, calcio, y alguna serología según el estado previo). En el primer trimestre de gestación y aceptando los protocolos generales, deberemos solicitar un estudio de marcadores bioquímicos, que junto a unos marcadores ecográficos, nos alertarán o no de una posible alteración en el feto. Ante sospecha de malformación cromosómica, por edad mayor de 35 años, o por decisión personal puede realizarse un estudio de DNA fetal en sangre materna (Test neoBona®), o una prueba invasiva de estudio fetal como la amniocentesis.
«El test neoBona en sangre materna permite mediante una simple muestra de sangre, detectar anomalías cromosómicas fetales»
Ambos estudios de una máxima fiabilidad, en estos momentos podemos ofrecerlos en 5 días (Test neoBona®), o en 48 horas (FISH de amniocentesis). Todo esto ha supuesto poder ofrecer a la pareja la seguridad de no alteración cromosómica fetal en un periodo muy precoz, y en un periodo de tiempo muy breve.
En el segundo y en el tercer trimestre, debemos solicitar nuevas analíticas para comprobar la evolución de la mujer en cuanto a sus reservas de hierro y calcio, estado de la coagulación de la sangre, modificaciones de la situación inmunológica, y en caso de ser de grupo sanguíneo Rh negativo, si ha generado anticuerpos antiRh (Test de Coombs) o no.
Finalmente, en el puerperio, debemos realizar una nueva analítica para conocer la repercusión que haya tenido el parto en el estado de la mujer. La pérdida de sangre obligatoria con el alumbramiento, puede haber repercutido, por ejemplo, en las reservas de hierro, y hacer que la recuperación de la mujer sea mucho más lenta , y en especial si desea realizar una lactancia materna.
Hemos repasado de forma breve, pero completa la forma en la que el Laboratorio de Análisis Clínicos nos ayuda en el seguimiento de la embarazada en todos sus periodos. Desde antes de quedarse embarazada, durante el embarazo, y hasta después del parto. No hemos comentado las situaciones anómalas, en las que nos puede ayudar a diagnosticar causas de infertilidad, o evolución de enfermedades concomitantes. En las situaciones de infertilidad, es imprescindible realizar analíticas no solo de tipo general, sino más específicas de tipo hormonal e inmunológicas, para centrar el problema y los tratamientos. Pero todo esto, ya será motivo de otro artículo.
