Mantener una adecuada salud bucodental a lo largo de la vida parece ser una conducta aceptada por todos, pero prestarle una especial atención durante el embarazo no parece ser una conducta habitual. Tan solo un 40% de las mujeres embarazadas afirman que solo acudirían al dentista si su ginecólogo se lo prescribiera.
Durante el embarazo, cambios en la inmunidad, y en determinados hábitos, dan lugar en muchos casos que aparezcan trastornos en las encías y en los dientes, que pueden alterar el equilibrio bacteriano bucal, y provocar que se transmitieran gérmenes patógenos al bebé, independientemente de que estudios recientes relacionan las enfermedades periodontales con mayor índice de parto prematuro e incluso con menor peso del recién nacido.
Es muy común que las mujeres piensen que la visita al dentista durante el embarazo esta contraindicada, cuando en realidad es fundamental no sólo para vigilar la salud bucodental, sino para corregir las desviaciones.
«La revisión por el dentista en el embarazo, no sólo es aconsejable sino imprescindible»
Los trastorno más comunes son la gingivitis, la inflamación y el sangrado de las encías. Y pueden llegar a afectar hasta al 35% de las embarazadas.
Esta situación puede estar incrementada por un mayor consumo de hidratos de carbono, y por una mayor acidez en la boca debido a las náuseas y vómitos.
Como consejos imprescindibles a las embarazadas debemos insistir los ginecólogos, en una visita al odontólogo en el primer trimestre del embarazo, para evaluar el estado de su salud dental, si no se la ha realizado recientemente. Dicho especialista decidirá si es preciso una nueva consulta antes de finalizar el embarazo.
Independientemente, un cepillado de dientes, encías y lengua entre dos y tres veces al día, preferiblemente con cepillo eléctrico es necesario. Debe complementarse con la utilización de hilo dental o cepillos interdentales, y frecuentemente debería usarse además un colutorio especial para encías.
