El sexto sentido de las ginecólogas - Gine3

14 de enero de 20170

 La Doctora Carmen Sala Salmerón, tocóloga de la barcelonesa Clínica Gine-3, detalla en este videoblog la naturaleza de los olores genitales en las mujeres, que a veces es imaginado por ellas mismas, que en ocasiones es más o menos desagradable por olvidos propios o ajenos, y que las más es debido a las dificultades de la vejez o a la proliferación de bacterias malsanas en su flora vaginal, causantes de leucorreas como la vaginosis bacteriana.

Es uno de los motivos por los que los médicos, a lo largo de toda su trayectoria profesional, tienen que desarrollar cuatro de sus cinco sentidos vocacionales, sobre todo en ginecología: 

«El primero, cuando la paciente entra en la consulta y la observas con el máximo interés; el segundo, al escuchar con atención todo lo que tiene que decir; el tercero, al explorarla con sumo tacto; y el cuarto, aunque la mayoría de las veces no sea evidente, notar y comprender el origen de su olor genital, dice».

«En la carrera de Medicina los profesores no nos enseñaron esta aplicación tan especial del cuarto sentido, que se podría llamar ‘olfatología’. Todo lo que sé lo he aprendido en base a mi experiencia al atender a las mujeres, ya sea en su etapa joven, durante el embarazo, después del parto, en la madurez o cuando son viejecitas», remarca.

No es infrecuente que las chicas jóvenes llamen por teléfono y pidan una cita para explicar sus malas sensaciones.

«Últimamente noto un olor en mis genitales que no me gusta ni un pelo -dicen-; e insisten mucho en que lo que más les preocupa del asunto es que haya alguien a su lado que pueda sentir ese olor; algo que ellas mismas describen como desagradable», apunta la doctora Sala.

El origen del olor en estas mujeres suele deberse a tres causas:

«La mujer se preocupa tanto por su higiene personal que ella misma detecta olores raros que no son tales o los exageran. Simplemente no existen y son consustanciales a sus sensaciones más íntimas. Es algo suigéneris a ellas mismas. Es una falsa alarma», señala.

«En otros casos la causa sí es verdadera y obedece a una leucorrea. Es un flujo vaginal blanquecino, pegajoso y espeso relacionado con los niveles hormonales. El olor es fuerte y penetrante -continúa-. Suelen ser por vaginosis bacterianas; básicamente por un bacilo llamado Gardnerella vaginalis, cuyo metabolismo produce dos enzimas, la putrescina y la cadaverina».

Cualquier mujer puede contraer vaginosis bacteriana (VB), normalmente por la irrupción en su vida de una nueva pareja, por tener múltiples relaciones sexuales o por llevar a cabo duchas vaginales frecuentes. 

Estos tres desencadenantes pueden aumentar, además, las probabilidades de contraer una ETS o enfermedad de transmisión sexual. Esta vaginosis, que puede afectar a mujeres que no hayan tenido relaciones sexuales, es una infección muy prevalente entre los 15 y los 44 años de edad.

«En alguna ocasión suena el teléfono de las urgencias y escuchamos: ‘Nadie puede estar a mi lado’ -aseveran estas mujeres-… y ya sabemos lo que es antes de que vengan a la consulta -sonríe Carmen Sala-… abrimos las ventanas de par en par y nos encontramos un támpax olvidado desde hace tres, cuatro o cinco días. El olor es repulsivo».

Las embarazadas no tienen un olor especial. Es un mito.

«No se huele a embarazada -opina la ginecóloga-. En cambio, a veces tienen pérdidas de líquido amniótico que tiene un olor muy característico, aunque no es desagradable».

En el postparto median los llamados loquios, secreciones vaginales que duran entre seis y ocho semanas tras dar a luz al bebé. Están formados por sangre, moco cervical y tejido placentario.

«Le confieren al flujo un olor especial. Sensación que no se debe confundir con loquios derivados de una endometritis -inflamación de origen bacteriano-, causados por una retención de placenta después de un aborto o propiciados por el olvido de una gasa por parte del especialista», reconoce.

Durante la vejez el olor es singular.

«Unas veces por cierta falta de higiene, ya que es muy difícil para ellas cubrir todas sus necesidades al tener problemas de movilidad y necesitar andador o muletas; otras, por olvidos basados en la demencia senil; las más, por las pérdidas de orina no diagnosticadas, que acarrean secreciones y dermatitis», observa.

Para la doctora Carmen Sala, especialista en la mujer, lo que debe quedar de esta información es que sus compañeras de género «tienen que perder la vergüenza e ir al ginecólogo a solucionar cualquier problema relacionado con sus olores genitales. Estamos acostumbrados y los médicos lo aguantamos todo», concluye.

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Desde 1980, el Centro Ginecológico Gine3, es un centro que se ha dedicado al cuidado de la salud de la mujer y que fue fundado por la Dra. Carmen Sala y el Dr. Carlos Amselem.

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