Un problema que con cierta frecuencia es motivo de consulta en Ginecología es la percepción por la propia mujer de un olor especial en sus genitales, y que puede ser percibido por personas de su entorno.
Debemos referirnos al menos a tres situaciones especialmente: mujeres jóvenes, mujeres de tercera edad, y embarazadas.
En mujeres jóvenes muchas veces es una percepción que no responde a ninguna realidad, y es un cierto olor «sui generis» del aparato genital, que no responde a ninguna alteración , y que la mujer sólo desea saber si es real o no. Con la explicación oportuna, suele ser suficiente y no requerir ninguna actuación especifica. En otras ocasiones, si es real, y suele deberse a una infección microbiana de la vagina. Obteniendo una muestra, y examinándola al microscopio, podemos hacer un diagnóstico inmediato y aconsejar el tratamiento oportuno. Suele deberse a una infección por Gardenerella Vaginalis, o por Trichomonas Vaginalis. En ambos casos, el tratamiento adecuado, solucionará el problema en pocos días.
En otras ocasiones, y por fortuna, raras, el intenso olor que se desprende del área genital, corresponde a un objeto olvidado en su interior, que suele ser un tampón. Es una situación potencialmente peligrosa, y que exige la retirada del objeto, lavado intenso de la vagina, y posterior tratamiento de la infección acompañante. Está descrita incluso la muerte (shock tóxico) por olvido de tampón inravaginal, al causar una infección que se extiende vía hemática. En mujeres mayores, la sensación o realidad de un olor desagradable del área genital, puede deberse en la mayoría de los casos, a una deficiente higiene producida por falta de movilidad y autosuficiencia. Con los consejos adecuados tanto a la propia mujer, como en su caso a sus cuidadores, respecto a la frecuencia, y a los mejores productos a utilizar deben solucionar la situación. En algunas ocasiones, la situación se debe a una incontinencia de orina y a veces también fecal, que la mujer no puede controlar, y que no se atreve a consultar. Identificado el problema, debe aconsejarse el mejor tipo de higiene, el uso de cremas protectoras, ya que suele ir acompañado de un eczema irritativo, y frecuentemente puede ser curado con algún tipo de intervención diseñada a tal efecto.
Las embarazadas, merecen un tratamiento algo diferente. Al principio del embarazo, el aumento de la secreción vaginal totalmente fisiologica -normal-, les puede producir cierta incomodidad, y promover la consulta, que solo requiere tranquilizarla. Al final del embarazo, si que se pueden producir olores extraños, y sobre todo debe descartarse que no se trate de una ruptura de membranas, cuya liberación de liquido proporciona un olor muy especial. Es una situación que exige una actuación necesaria.
En el postparto, puede estar asociado al olor típico de los loquios (secreción que puede durar toda la cuarentena) y que descartada la presencia de una endometritis, puede no tener ninguna trascendencia.
En dos situaciones muy especiales, en el postparto puede ser el síntoma de un problema grave. En el caso de retención de restos placentarios intraútero, que deben ser evacuados, o en el caso de olvido intravaginal de un objeto extraño como una gasa, que haya iniciado un proceso de putrefacción. En ambos casos, el tratamiento adecuado será solucionar la causa, y probablemente un apoyo con antibióticos para prevenir una infección grave.
Como conclusión, es importante que ante la duda que el olor que se percibe del área genital no es el adecuado, se debe consultar, sin vergüenza ni temores, ya que en algunos casos, puede tratarse de un problema importante para la salud.
