Para la tocoginecóloga Carmen Sala Salmerón la respuesta es un ‘sí’ categórico porque «el útero es un órgano que solo sirve para la reproducción» y su extirpación por medio de una intervención quirúrgica o histerectomía obedece, en la mayoría de los casos, a la aparición de una enfermedad: miomas que causan dolor o hemorragias y desarrollo de cánceres como el de cérvix, provocado por el virus del papiloma, o el de endometrio, tejido que recubre la cavidad uterina.
«Además, la mujer que se somete a una histerectomía abdominal, laparoscópica o vaginal, puede tener hijos, a pesar de que la reproducción a través de un ‘vientre de alquiler’ no sea legal en países como España -aclara-, no influye para nada en las relaciones de pareja y se pierde para siempre la menstruación, por lo que, entre otras ventajas, no es necesario usar métodos anticonceptivos salvo para evitar enfermedades de transmisión sexual».
Para la doctora Sala, una mujer que desmonta mitos con argumentos médicos, «el útero no segrega hormonas y por lo tanto no se generan disfunciones hormonales; no es cierto que su extirpación provoque menopausia -una función relacionada con el ovario-; o que la mujer sufra incontinencia urinaria, ya que durante la cirugía se recomponen todos los ligamentos que sustentan a los órganos situados en la zona pélvica».
Por último, y para añadir más satisfacción a la profesión ginecológica, menciona una frase que pronuncian sus pacientes en la consulta tiempo después de someterse a la histerectomía: «Carmen, qué contenta estoy de haberme quitado el útero porque si verdaderamente te hubiera hecho caso… esto me lo tendría que haber hecho antes».