La doctora Carmen Sala Salmerón, especialista en tocología y ginecología, además de experta en suelo pélvico, habla en este vídeoblog de «una dolencia de la que se conocen reseñas más allá de Hipócrates y Aristóteles; que afecta a muchas mujeres, aunque sus síntomas apenas se discutan; que dura muchos años, tantos como dure la fertilidad; y que, por añadidura, es difícil de diagnosticar y sobre todo complicado a la hora de tratar: el síndrome premenstrual».
La vida social, laboral y familiar de la mujer, entre un dos y un seis por ciento de forma grave y prácticamente en el ochenta por ciento de los casos de forma leve, se altera por un «conjunto de trastornos que aparecen entre una y dos semanas antes de la regla y desaparecen al finalizar el periodo, dice Carmen Sala.
«Una mujer puede tener hasta 3.000 días de discapacidad en su periodo reproductivo causado por alguno de los 400 síntomas físicos o psíquicos relacionados con el síndrome premenstrual». A la doctora Sala Salmerón, sus pacientes le suelen comentar los siguientes síntomas: «Se me pone la barriga hinchada… retengo líquidos… aumento de peso dos o tres kilos (una paciente le comentó que disponía de dos armarios para guardar ropa, uno para antes de la regla y otro para después del periodo)… padezco mal humor, irritabilidad, me enfado con todo el mundo… y siempre tengo ganas de llorar»
¿Y quién o qué lo causa ?… la hormona progesterona, que actúa principalmente durante la segunda parte del ciclo menstrual y que es la «responsable de disminuir los movimientos intestinales, de retener líquido, de producir estreñimiento y de alterar la producción de neurotransmisores como la serotonina», inhibidor de la ira, la temperatura corporal, el apetito, el sueño o la sexualidad, aclara la doctora.
¿Y cuántas mujeres acuden a consulta por este síndrome?… «poquísimas, menos de un diez por ciento de las que lo sufren. Pero de las que piden cita, la mayoría tienen «verdaderos problemas en el trabajo porque argumentan que ‘no las aguanta nadie’, además de que estas molestias puedan disminuir su productividad y también provocar absentismo laboral», concluye Carmen Sala Salmerón.
