La doctora Carmen Sala Salmerón, de la barcelonesa clínica Gine-3, vídeobloguea sobre un tema «que le encanta» debido a que es una de las especialidades ginecológicas que más ha desarrollado en su profesión, el suelo pélvico, «una unidad anatómica formada por múltiples músculos, fascias, ligamentos y vasos sanguíneos o linfáticos que se juntan para un fin: mantener las vísceras dentro del abdomen, evitar la incontinencia fecal y urinaria y favorecer la intensidad del placer sexual».
¿Y qué pasa cuando se deteriora el suelo pélvico de una mujer?… «Que llegan los prolapsos, explica Carmen Sala, y se desmoronan, como un casteller catalán, su matriz, la vejiga y el recto; deterioro físico que acarrea, además, un daño emocional y psicológico trascendental en su vida diaria».
¿Y por qué se derrumba?… «Es uno de los tributos que ha pagado la especie humana por evolucionar de cuadrúpedo a bípedo, es decir, como me enseñó un profesor, recuerda Carmen, lo que la naturaleza creó para ser pared no se puede usar como suelo, ya que no tiene suficiente fuerza».
Pero existen otros factores, como el embarazo, el parto, la menopausia, los trabajos físicos que requieren esfuerzo, el deporte de élite, las mujeres que tosen de forma crónica o el estreñimiento pertinaz, enumera la doctora.
¿Y cómo se puede diagnosticar y tratar?… «En ningún caso si el médico no tiene una perspectiva de globalidad, ya que las patologías del suelo pélvico se deben tratar con una acometida multidisciplinar entre ginecólogos, urólogos, coloproctólogos, fisioterapeutas y neurólogos», expone.
Si el tratamiento solo se implementara por una de las partes, o fuera fragmentado por especialidades, «el resultado, asegura la ginecóloga, conllevaría que la mujer pudiera quedar descontenta o que afloren patologías posteriores, como en los casos de aquellas a las que se opera de incontinencia urinaria sin curarlas el estreñimiento pertinaz; volverán a recaer al cabo de poco tiempo».
La incontinencia urinaria y fecal es un gran problema para la Sanidad Pública, ya que afecta al 37% de las mujeres de mediana edad (solo un 7% de hombres padece pérdida de orina), un dato más que argumenta la doctora Sala para opinar que deben ser los ginecólogos los que lideren el trabajo coordinado de una Unidad Pélvica. «Como es obvio, concluye, somos los que más mujeres vemos a diario».