Los detalles humanos del diagnóstico prenatal - Gine3

23 de julio de 20160

La Doctora Carmen Sala Salmerón, especialista en suelo pélvico de la Clínica Gine-3, coge de nuevo su micrófono más efesaludable para entrevistar al doctor David Blasi Prunes, experto en diagnóstico prenatal y, por tanto, en descubrir malformaciones, enfermedades hereditarias o anomalías cromosómicas en el feto.

Y casi todo el tiempo lo hace bajo una densa oscuridad. De hecho, cuando se afloja el nudo de la corbata, y antes de marcharse a su casa con la noche a cuestas, pasa del clic, clic, clic del ecógrafo al «clin, clin, clin, clin» de las gotas de colirio que deja caer con regusto placentero en sus ojos enrojecidos.

Pero antes de responder a la primera cuestión, vestido con un traje confeccionado a la medida de un ‘gentlemen’, Carmen Sala nos cuenta, para centrar este vídeoblog gineperiodista, una anécdota de sí misma cuando era una pipiola y daba sus primeros pasos apresurados por los paritorios de la ciudad condal.

«Las parturientas me preguntaban, nada más dar a luz, si sus recién nacidos estaba vivos, si eran normales o si les faltaban las manos; desconocían, incluso, el sexo del bebé. Ahora, en cambio, lo saben casi todo antes de escuchar el llanto de sus retoños».

Mediante técnicas invasivas y no invasivas, el diagnóstico prenatal prevé múltiples patologías, aunque no todas, como muchas de las enfermedades raras o rarísimas que solo dan la cara durante los primeros años de vida.

David Blasi escruta la gestación a través de las imágenes en 3D y 4D que genera un ecógrafo, siempre con la mirada de la futura mamá clavada en su semblante, impostado a modo de jugador de póquer para soslayar gestos azorados o suspiros delatores.

Entonces, si el diagnóstico prenatal no persigue el alumbramiento de bebés perfectos, ¿cuál es su objetivo?, curiosea la ginecóloga buscando palabras.

«Conseguir la máxima seguridad en el diagnóstico y contárselo a los padres, para bien o para mal, con extrema sensibilidad -dice el doctor Blasi-, ya que, si tuviéramos que dar una noticia adversa, aunque solo fuera por una levísima anormalidad en el feto, el daño emocional que podríamos causar en la madre sería mucho mayor que si ese mismo resultado trastocara su propia salud».

Para el doctor David Blasi, avezado en los embarazos de alto riesgo, este asunto no es baladí.

«El amor y el deseo que irradia la madre hacia su futuro bebé es asombroso; inaudito. Durante la consulta del diagnóstico prenatal se acrecientan los momentos delicados a cada segundo que pasa; la emoción se llega a confundir con la tensión por las conclusiones del examen».

Seguramente de ahí proviene su fama entre las mujeres, por su pasión focalizada en la salud física y mental de las embarazadas y el porvenir de sus hijos… «Es quien mejor hace la ‘eco’ de las veinte semanas», opina la doctora Sala.

Ya sabíamos que las mujeres miran de frente al médico, y no a la pantalla cuando el ecógrafo se arremolina por el aquí y por el allá de su abdomen, pero no suele ser público lo que piensa todo un analista tocoginecológico al asumir una carga psicológica tan estresante.

¿Cuando tienes estirada a la paciente en la camilla y pasas la pala del ecógrafo por su barriga, qué responsabilidad asumes durante los 30 o 40 minutos que dura el estudio?

«Tengo que ir con cuidado hasta con mis expresiones faciales y debo poner cara de póquer para que los padres no se asusten. Si observan un gesto anómalo se vienen abajo. Los silencios del segundero no deben ser demasiado largos», asegura.

Aún así, la comunicación no verbal es insuficiente. «Todo es sospechoso y necesitamos tranquilizar a los padres con palabras… todo está bien, vamos avanzando o el feto está perfecto».

La doctora Sala no puede estar más de acuerdo: «Se están jugando mucho. No porque sea un niño perfecto -remarca-, sino por la calidad de su vida en el futuro».

Tanto es así que Carmen indaga en el advenimiento del más allá… ¿Cuánto vamos a saber de la criatura que está en el útero de la madre?

«Prácticamente todo, -señala el doctor Blasi-, pero todavía no. Me gusta parodiar a uno de mis maestros que decía, ante una ecografía, que estamos como los mineros, con el caso y su luz, intentando explorar y averiguar los secretos mejor guardados de la vida humana. Esa es nuestra realidad a pesar de la ayuda de la tecnología. Aún estamos en mantillas».

La doctora Carmen Sala Salmerón, que siempre tiene la bombilla de la inteligencia encendida, no repara en parabienes hacia todos y todas las ‘Blasis’.

«Son personajes ocultos detrás de su mirada; oscurecidos por la tiranía reflectante de un monitor y por las horas y horas que dedican al análisis de las imágenes, incluidos muchos fines de semana en el despacho hogareño. En definitiva, gracias por los millones de ‘clic y de clin’ que le dedican a las mujeres».

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Desde 1980, el Centro Ginecológico Gine3, es un centro que se ha dedicado al cuidado de la salud de la mujer y que fue fundado por la Dra. Carmen Sala y el Dr. Carlos Amselem.

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