¿Quién da la vida en la reproducción asistida? - Gine3

23 de julio de 20160

La Doctora Carmen Sala Salmerón, de la clínica barcelonesa Gine-3, se convierte en periodista para entrevistar a la bióloga Laura Rabinad Lizano, representante de una ciencia que desempeña una de las tareas más importantes del proceso de la fecundación ‘in vitro’: engendrar vida humana en un laboratorio a partir de un ovocito y miles de espermatozoides.

«El microscopio y las cuatro paredes del laboratorio forman el espacio vital de biólogos como Laura. Sin ellos, el milagro de la vida, el embrión, no se podría crear fuera del útero de la mujer», nos cuenta la obstetra y tocoginecóloga, micrófono de efesalud en mano.

En base a los datos de la Sociedad Española de Fertilidad, actualizados en 2012, la infertilidad afecta a unas 800.000 parejas y cada año nacen en torno a 16.000 niños engendrados por técnicas de reproducción asistida.

Según la misma fuente, en 2009 se realizaron 86.000 ciclos de técnicas de reproducción asistida: 55.000 de fecundación ‘in Vitro’ (FIV) y 31.000 de inseminación artificial (IA).

Para que un tratamiento de fecundación ‘in vitro’ tenga éxito es necesario extraer del ovario de la madre, mediante punción en la pared de la vagina, uno o varios ovocitos; o bien recurrir a los ovocitos de una donante (la principal causa de esterilidad es la edad que se elige para la maternidad, que suele superar los 30 años).

Además, tienen que ser fecundados por un número aproximado de 75.000 espermatozoides del padre o de otro donante (los problemas de fertilidad en el varón se deben en muchos casos a anomalías de los espermatozoides y a cuestiones genéticas).

La incubación del ovocito y los espermatozoides dura alrededor de dieciocho horas, dando lugar al óvulo fecundado o cigoto humano.

El proceso de la vida continúa con la estimulación del cigoto en un cultivo: de dos a cinco días para generar división celular y finalmente obtener el embrión, ser vivo que se transferirá al útero materno a través de la vagina y el cérvix con la ayuda de una cánula.

Carmen Sala realiza varias preguntas a Laura Rabinad, del departamento de Embriología del Centro Médico Augusta (CMA), para que nos detalle los prodigios de FIV, una solución a la infertilidad debida a causas masculinas en un 30% de los casos, otro tanto a causas femeninas, un 20% de origen mixto y el 20% restante a motivos inexplicables.

¿Cómo te sientes -pregunta- cuando regresas al laboratorio a comprobar si los ‘pequeñines’ lucirán chupete un año después?

«Me ocurre con frecuencia. Camino del trabajo voy pensando en el resultado de la fecundación y en cómo estarán los embriones. Y cuando llego y verifico que todo ha salido bien, me siento muy satisfecha profesionalmente y muy feliz personalmente, porque te acuerdas de la mujer a la que le estás ofreciendo la posibilidad de gestar un bebé», dice Laura.

¿Y una vez que has confirmado el éxito de la operación, qué haces?

«Lo más importante es telefonear a las pacientes para explicarles los resultados de su tratamiento. Las futuras mamás tienen que estar tranquilas y confiadas, a pesar de que previamente les hayamos informado de todo el proceso, incluso con láminas y dibujos informativos. Es necesario que ellas sepan que los embriones están en muy buenas manos», declara.

¿Entonces, te gusta tu trabajo?

«Es muy bonito. Me encanta dar y recibir buenas noticias, ya que trabajar en el CMA nos permite entrar en contacto directo con las mujeres. Se crean tales vínculos de confianza que el trabajo no se reduce a meras relaciones técnicas con las pacientes, como si fueran números de historial médico, como puede ocurrir en grandes centros hospitalarios», opina.

¿Laura, existen los milagros de laboratorio?

«No sé si podemos hablar de milagros, pero no hay casos imposibles. La experiencia nos dice que los fallos con técnicas convencionales se transforman en aciertos al aplicar técnicas novedosas. Hemos conseguido embarazos, muy difíciles a priori, y quizá por eso sean los más gratificantes. El éxito depende de la formación profesional continua», afirma.

La Doctora Sala contiene su emoción y, antes de hacer su última pregunta, muestra una fotografía en la que se pueden apreciar dos embriones «fecundados por Laura».

¿Los has visto paseando por un parque montados en un cochecito de bebé?

Después de sonreír, Laura coge la fotografía, la mira… y responde: «Pasa muy pocas veces, ya que la mayoría de las familias prefieren olvidar el tratamiento. Pero ocasiones recibimos correos de gratitud con fotografías y donde nos cuentan las últimas novedades del bebé».

Para concluir la entrevista, Carmen Sala, ginecóloga, mira al centro del objetivo de la cámara y se dirige a todos los biólogos de los centros de reproducción asistida para agradecerles un trabajo que regala «vida y algo más».

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Desde 1980, el Centro Ginecológico Gine3, es un centro que se ha dedicado al cuidado de la salud de la mujer y que fue fundado por la Dra. Carmen Sala y el Dr. Carlos Amselem.

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