El tema que comentamos hoy, puede afectar tanto a hombres como a mujeres, pero es más frecuente en mujeres, de manera que en mayores de 40 años pueden sufrirlo un 20%, y en mayores de 70 años, prácticamente un 30%. Se manifiesta como la necesidad imperiosa de vaciar la vejiga, sin que haya especialmente una gran plenitud de la misma.
Se debe a que el músculo que provoca el vaciado de la vejiga, el músculo detrusor, inicia contracciones de forma anárquica, provocando la necesidad de vaciado, o si no se realiza, el escape de orina. Puede ser muy desagradable cuando se produce en situaciones socialmente inadecuadas, pero de hecho llega a ser imposible de detener.
Las causas de este fenómeno pueden ser variadas. La causa neurológica, en la que el sistema nervioso ordena a la vejiga que realice contracciones, puede ser el más complejo de solucionar, porque a veces se acompaña de diferentes grados de deterioro del sistema nervioso, que puede ser prioritario y no siempre solucionarles.
Mucho más frecuentes son las causas originadas por un exceso en la ingesta de líquidos, a veces por la errónea idea de que ayuda a perder peso. El exceso de irritantes como la cafeína, el alcohol, los sazonadores picantes son frecuentes y fáciles de solucionar. La toma de diuréticos, bien prescritos por los médicos, en situaciones de hipertensión arterial, algunas cardiopatías o nefropatías, o por retención de líquidos y sobrecarga venosa, o bien autoprescritos, por lo general par intentar perder peso, es una causa que siempre hay que descartar como causante del fenómeno, y sobre lo que hay que interrogar a las pacientes.
A veces, pero mucho mas raro, la vejiga hiperactiva, está provocada por una estrechez en la uretra (conducto de salida de la vejiga) o por la existencia de pólipos intravesicales. Ambas causas, pueden ser detectadas en la exploración que se realiza en la consulta, y con el uso de la ecografía con vejiga llena. Puede ser necesario complementarlo con una cistoscopia (ver dentro de la vejiga con un microendoscopio) y si fuera preciso realizar una pequeña biopsia de las paredes para estudiarlo.
Por lo general el diagnóstico y la causa de la vejiga hiperactiva, se realiza en la consulta habitual, complementándolo frecuentemente con un estudio urodinámico (del que ya hablamos en Boletines anteriores) que nos dará la intensidad del problema, y a veces puede ser necesario para el seguimiento del tratamiento.
En la gran mayoría de los casos, el tratamiento consiste en suprimir la causa o causas que lo generan, y en todo caso prescribir unos agentes farmacológicos que calman las contracciones del detrusor. La mayoría de estos fármacos tienen como efecto desagradable provocar sequedad de la boca, pero a medida que han ido evolucionando, es un efecto que ha ido desapareciendo con las nuevas generaciones de estos medicamentos.
En casos muy específicos, en España está aprobado el uso de toxina botulínica en inyección intravesical, para provocar el relajamiento del músculo de la vejiga. No es un tratamiento definitivo, que se debe repetir a demanda, y que se debe limitar a situaciones muy específicas. También en casos concretos puede ayudar los tratamientos mediante electroestimulación junto con reeducación vesical, y por supuesto eliminación de los desencadenantes.
