Académicamente se denomina menopausia precoz, y más recientemente «Fallo ovárico precoz», al cese de la actividad ovárica en forma de cese de menstruaciones cuando sucede alrededor de los 40 años. Nosotros consideramos que se puede alargar la definición hasta los 45 años, pues la aparición de síntomas es muy evidente cuando el fallo de la función hormonal aparece por debajo de esta edad.
Se debe a una falta de sensibilidad de los ovarios a las hormonas hipofisarias , para estimular la producción de foliculos, y en consecuencia la disminución de los niveles de estrogenos, progesterona y andrógenos que habitualmente deben existir. Como consecuencia de ello, aparece la falta de menstruacion, y toda una serie de alteraciones fisiológicas que son importantes, como la progresiva falta de regeneración ósea con la posibilidad de que aparezca una osteoporosis, falta de producción de colágeno que se manifiesta como envejecimiento de tejidos no solo piel y mucosas, sino de los órganos internos; y signos de hipoestrogenismo como sequedad de mucosas, disfunción sexual, insomnio, y alteraciones emocionales.
Las causas de que esto suceda en casi un 70% de los casos son desconocidas, pero en el resto puede deberse a alteraciones cromosómicas , cromosoma metabólicas, sistemáticas o autoinmunes o yatrogenicas, como la radiación de la pelvis, o las quimioterapias.
El tratamiento básicamente debe diferenciarse si existe algún deseo genésico o no, en la mujer. Si existe algún deseo de embarazo, puede intentarse un tratamiento de preservación de la fertilidad, cuando aparezcan signos de fallo ovárico o sea una paciente de riesgo. Si no existe deseo de fertilidad, debe intentarse mantener adecuados los niveles hormonales para evitar la cascada de alteraciones, a base de un tratamiento sustitutivo hormonal, o incluso un anticonceptivo de baja dosis durante varios años, controlando los parámetros pertinentes. Si hay riesgo para instaurar un tratamiento hormonal, o la paciente lo rechaza, una vez correctamente informada, debe optarse por tratamientos que eviten las secuelas como mantener un adecuado metabolismo del calcio, una vida saludable, con dieta equilibrada, tratamientos alternativos para los sofocos, la inestabilidad emocinal, el insomnio, o la sequedad de piel y mucosa.
