Realizar una visita antes de un embarazo, ayuda a preparar a la mujer para situarse en una situación óptima desde el punto de vista del estado físico y psíquico, así como orientarla acerca del mejor momento para la concepción, y las precauciones a adoptar especialmente en los primeros momentos del embarazo.
En una primera visita, además de realizar una revisión ginecológica general actualizando los datos de historial, deberá realizarse una analítica con objeto de determinar los parámetros básicos (glóbulos rojos, blancos, plaquetas, estado de la coagulación, glucosa, grupo de sangre y Rh,) y serologías frente a una serie de enfermedades importantes en las embarazadas (lúes, rubeola, HIV, hepatitis).
Según los antecedentes o historial clínico, habrá que ahondar en diferentes temas como:
- Edad de la mujer: hay que explicar la realidad de la repercusión de la edad, sobre los niveles de fertilidad, incidencia de anomalías genéticas y forma de diagnosticarlas, y probabilidad de diferentes problemas de salud de nueva aparición, en edades mayores de 35/38 años.
- Aborto de repetición: en caso de que aparezcan casos de abortos de repetición, hay que profundizar en el estudio del síndrome antifosfolipidico (análisis concretos para descartarlo), estudio de la cavidad uterina (posiblemente una histeroscopia), o incluso un estudio genético de la pareja.
- Antecedente de parto pretérmino: si hay antecedentes, la posibilidad de reincidencia es alta. Se calcula que un 15% si hay un parto pretérito, de un 30% si hay dos, y hasta un 50% si hay más de dos partos pretérminos. Un estudio a fondo de las causas, y de su posible prevención están indicados.
- Diabetes: si existe una diabetes instaurada, no se debe autorizar una gestación hasta que la misma esté estabilizada, y no existan signos de mal pronóstico como retinopatía, cardiopatía, nefropatía, o neurópatia grave.
- Hipertensión arterial: descartar la existencia de una hipertensión previa, y en su caso adaptar la medicación a la nueva situación con objeto de evitar el retraso de crecimiento intrauterino, la agravación de la hipertensión, o la preeclampsia, todos ellos de mal pronóstico.
- Epilepsia: es importante descartar su presencia, y en ese caso intentar minimizar la ingesta de fármacos antiepilépticos, ya que aunque serán imprescindibles para evitar ataques convulsivos, están asociados a un alto número de malformaciones fetales.
- Cardiopatía, nefropatía, enfermedades sistémicas: cualquier patología que afecte al estado general de la mujer, deberá controlarse y de acuerdo con el internista adaptarse al embarazo.
De cualquier manera, es el momento ideal para suministrar consejos generales de salud con respecto a la dieta, nutrición, consumo de tabaco, alcohol y drogas, prácticas seguras de sexo, ya que se trata de una situación en que la mujer estará especialmente receptiva.
