Problemas psicológicos | Dra. Hernandez - Gine3

11 de junio de 20170

En esta etapa de la vida en la que se está forjando la maduración de la personalidad, y aparece una búsqueda de identidad continua, coexistiendo con una serie de cambios corporales, hormonales, psicológicos y sociales, se dan una serie de factores que la pueden hacer compleja. Como consecuencia de los cambios que tienen lugar, aparecen problemas de adaptación, y de conducta que pueden llevar a situaciones de depresión y ansiedad.

Dra. Isabel Hernández Morcuende. Psicóloga.

El estrés que provocan los cambios, la percepción de un físico poco atractivo, la posibilidad del rechazo grupal, junto a las discusiones parentales y pensamientos anómalos, son el conjunto que hacen aparecer los factores de riesgo que conducen a conductas anómalas durante la adolescencia.

Los cambios sociales que tienen lugar, la rapidez con la que aparecen, los cambios en los medios de comunicación y la aparición continua de nuevas tecnologías, junto con la diversidad étnica y cultural en la que nos vemos inmersos, ayudan a la agravación de estos factores de riesgo.

Los cambios en la familia, con la incorporación plena de la mujer al ambiente laboral, y su menor disponibilidad al cuidado del entorno familiar, el incremento de separaciones matrimoniales y divorcios, o la existencia de cada vez más familias reconstituidas, y nuevos modelos de familia, hacen que los padres se conviertan en más permisivos, por cansancio tras la jornada laboral, con un escaso tiempo compartido, lo que conlleva a un escaso conocimiento de los problemas de los hijos.

Por otro lado los cambios sociales y las conductas anómalas como las drogodependencias, el fracaso escolar, la violencia doméstica, la delincuencia juvenil, la sexualidad promiscua e irresponsable, y las dependencias ligadas a la tecnología complican aún mas el panorama en el que se sitúa el adolescente.

En este entorno, son los padres los que tienen la responsabilidad de transmitir los conceptos necesarios para contrarrestar esta multitud de factores negativos. La educación que deben realizar, no es solo la transmisión de conocimientos, sino también de valores éticos, de disciplina, y de salud mental, que serán los conceptos base para su futuro. Se deben controlar el acceso a los medios de comunicación, que no siempre informarán adecuadamente, y ayudar a evitar las conductas adictivas.

Las conductas adictivas, pueden ser sin uso de substancias como el ordenador, la televisión y los videojuegos, o con uso de substancias algunas consideradas legales como el tabaco, el alcohol, los laxantes, o los diuréticos, y otras ilegales como el cannabis, la cocaína, el éxtasis.

Hacia esas conductas adictivas encontramos una serie de factores de riesgo, como los factores sociales (familias desectructuradas), factores escolares (fracaso escolar, y rechazo de sus iguales), factores familiares (padres drogadictos, conflictos familiares, control paterno inconstante), factores personales (necesidad de experimentar, presión del grupo de amigos, búsqueda del placer, inseguridad) y factores ambientales (facilidad de acceso a las drogas en los ambientes de ocio, pero también en los colegios).

El consumo de drogas, produce una serie de efectos que hay que conocer y considerar:

  • Alcohol: de forma inmediata produce desinhibición, euforia, facilidad de entablar relación. Pero también produce dependencia, pérdida de memoria, dificultad cognitiva, y al final demencia alcohólica. Aunque parece que se está moderando ligeramente el consumo entre los jóvenes, sigue siendo la droga más consumida, y la causante con diferencia de más accidentes de tráfico.
  • Tabaco: produce una sensación de mayor concentración, pero sin duda adicción y una serie de enfermedades que pueden llegar al cáncer, como se insiste en las múltiples campañas.
  • Drogas ilegales: son las que mayor preocupación producen en los padres. Están especialmente asociadas a los locales y a los momentos de ocio. Su consumo queda reforzado, por la impresión desafortunada, de que muchas drogas son inofensivas, como el cannabis. Algunas como las anfetaminas, son baratas y de fácil acceso. La cocaína y los alucinógenos, están algo menos introducidos. De forma inmediata, producen relajación, desinhibición, facilidad de entablar amistades, aumento del deseo sexual. Pero rápidamente, también entorpecen los mecanismos de aprendizaje, concentración y memoria, tan importantes en esta etapa de la vida. Pueden desencadenar trastornos psiquiátricos graves, como la psicosis, los delirios paranoides o intentos de suicidios y desde luego producen adicción, en algunos casos muy difícil de superar.

Los sistemas de protección contra las drogas, son los de difundir al máximo los efectos indeseables a corto, medio y largo plazo. Promover en los jóvenes vivencias ricas en su tiempo libre, y a ser posible asociadas a deportes y vida sana. Ayudar a que desarrollen su autoestima, su capacidad de decir no, y sus habilidades sociales. Mantener en lo posible una cohesión familiar, y una autoridad paterna razonable. Y por supuesto, intentar mantenerlos alejados de los ambientes que faciliten la adquisición de las drogas.

Otra conducta, que está adquiriendo niveles preocupantes entre nuestros adolescentes es la agresividad y la delincuencia. Cada vez afecta a mayor número, a edades menores, y aumenta la participación femenina. Los factores de riesgo son los mismos, amparados en una personalidad inmadura, con necesidad de satisfacción inmediata de sus necesidades. Los medios de comunicación, tampoco ayudan con la excesiva divulgación de estas situaciones, y la forma de tratarlas.

Las sectas no es un problema prioritario entre nuestros adolescentes, pero la entrada en una de ellas, es terrible. Supone la pérdida total de libertad, y su primer factor de riesgo es la carencia afectiva en el ámbito familiar.

La promiscuidad sexual, está ampliamente estimulada por las series televisivas de moda, e incentivada por la necesidad del adolescente de sentirse atractivo dada la inseguridad que le producen los cambios que está sufriendo, una falta de afectividad en su entorno, y frecuentemente una baja autoestima. La promiscuidad duradera incapacita para una relación de afectividad estable en el futuro, y el poder establecer una relaciones sexuales con afecto. La mejor forma de lucha contra esta situación, no es a base de sermones sin sentido, sino mediante una buena información acerca de las enfermedades de transmisión sexual, y de los sistemas anticonceptivos más adecuados.

 

Transtornos alimentarios

Otra de las problemáticas importantes durante el periodo de la adolescencia, desde un punto de vista psicológico, es la aparición de los trastornos alimentarios.

Muchas veces se inician a partir de un deseo de bajar algo de peso, por motivos estéticos. Una vez conseguido, se mantiene la restricción de alimentos, con menos consumo en general, evitar las grasas, saltar comidas. Cuando la familia lo detecta, empieza una situación de conflicto con insistencia, peleas, desacuerdos. Aparecen trastornos físicos asociados como la ausencia de regla, cabellos quebradizos, uñas frágiles, debilidad, somnolencia. A veces, precisa un ingreso hospitalario, para evitar un fatal desenlace. La solución es posible, pero compleja. Precisa la intervención de personal sanitario multidisciplinar, y especialmente adiestrado en el manejo de esta situación.

Es más frecuente en el sexo femenino, y va en aumento en los últimos 50 años. Se da más en la raza blanca, en países occidentales, y en la clase media-alta.

Los factores de riesgo, para la anorexia y para la bulimia, que es el proceso contrario, son una mala percepción de la propia imagen corporal, una asociación entre ansiedad y preocupación por la comida, un bajo nivel de autoestima. Las anoréxicas, suelen ser personas muy metódicas, perfeccionistas, distantes, frías, y no suelen pedir ayuda, porque no se sienten culpables. Las bulímicas, son por el contrario personas impulsivas, y descontroladas, y frecuentemente piden ayuda para solucionar su situación.

La anorexia suele comenzar por esa mala percepción de la autoimagen, incentivada por el éxito de las modelos publicitarias, con siluetas imposibles. La pérdida de unos pocos kilos con algo de esfuerzo, seguida de una ingesta mínima de alimentos a lo largo del dia, con una excesiva actividad física (gimnasios, deportes, …), y una hiperactividad mental conducen progresivamente a esta situación. Aparecen trastornos psíquicos, como la ansiedad, depresión, insomnio, pero también físicos como la falta de regla (muchas veces siendo el motivo de consulta ), intolerancia al frío, caída del cabello, debilidad. El tratamiento debería iniciarse lo más precozmente posible, y según la gravedad podrá ser ambulatorio u hospitalario. El desenlace no siempre es favorable a largo plazo, porque los factores desencadenantes persisten, y la recaída es posible.

La bulimia, es el proceso contrario que se caracteriza por episodios recurrentes de ingesta alimentaria voraz, al menos dos veces por semana. Se acompaña de sentimientos de falta de control sobre la conducta alimentaria en los episodios de voracidad, con preocupación intensa y persistente por la silueta y el peso. Se sienten culpables y avergonzadas después de cada atracón, que deben interrumpir por dolor abdominal agudo. Se asocian a trastornos psíquicos como depresión, ansiedad, y adicción a fármacos tipo diuréticos, o laxantes. Los síntomas físicos, son las oscilaciones de peso continuas, caídas de piezas dentarias provocadas por los vómitos, alternancia de episodios de diarrea y estreñimiento, lesiones esofágicas, deshidratación, e irregularidades menstruales. El tratamiento asimismo puede ser ambulatorio u hospitalario, y deberá ser multidisciplinario.

 

Preguntas y respuestas

¿Cómo se convence a un adolescente para que acuda al Psicólogo?

R.-Si se ha evidenciado la necesidad de la consulta con el Psicólogo, es necesario realizarla. La mejor solución suele ser proponerle una primera visita de estudio de la situación, a la que acudirán todos los miembros afectados (padres, hermanos), y será misión del Psicólogo saber atraer la atención del joven, y convencerle de la necesidad de futuros contactos.

¿El uso de drogas suaves, como la marihuana, puede provocar alteraciones mentales graves?

R.-Efectivamente. El uso de drogas, puede ayudar a manifestarse enfermedades mentales latentes, tipo psicosis o depresiones, que requieran la intervención de Especialistas.

¿Es conveniente o contraproducente, que en un tratamiento intervengan un Psicólogo y un Psiquiatra?

R.-Frecuentemente es imprescindible que actúen juntos y en colaboración, pues se complementan.

¿Los trastornos alimentarios necesitan siempre el ingreso hospitalario para que tengan éxito?

R.-No. Solo en casos graves, en los que puede peligrar la vida del paciente se hace indispensable el ingreso hospitalario. Habitualmente los tratamientos son ambulatorios, precisando la colaboración del entorno familiar.

 

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