Cuando una doctora se convierte en paciente - Gine3

1 de noviembre de 20160

La doctora Carmen Sala Salmerón, de la Clínica Gine-3, se sienta en la silla de su despacho, antesala de su consulta ginecológica, para narrar su propia experiencia como paciente en el tratamiento quirúrgico de una grave enfermedad, posición que le concedió nueva sabiduría al «comprender mejor los miedos de los demás».

Con el formato de carta vídeobloguera, cuenta lo que le sucedió entonces, hace ya unos meses, cuando le diagnosticaron una afección neoplásica.

«Fue como en el argumento de la película «All That Jazz» («Empieza el espectáculo»), un drama que trata sobre las fases por las que pasa una persona ante una noticia tan desoladora:

Cólera. «¡Cómo, pero qué dices! ¡Es imposible! ¡A mí no me puede pasar esto!».

Negación. «No, no, no… seguro que el diagnóstico es erróneo. Voy a pedir una segunda opinión».

Depresión. «Por favor, cómo me ha podido pasar esto a mí».

Pacto. «Bueno, vale. Está bien. De acuerdo, pero vamos a esperar un tiempo, quizá meses, y después ya veremos. Ahora es imposible el tratamiento quirúrgico. Tengo mucho trabajo».

Aceptación. «Vale, cuándo hay que operar».

Bajo esta reinterpretación de los diálogos, la ginecóloga y obstetra nos ofrece su visión del guión médico definitivo: «Siempre se piensa que somos inmunes a las enfermedades o los procesos infecciosos. Que nuestra misión en la vida solo es curar; que nunca nos ponemos malitos y que nunca interpretamos el papel del paciente, pero no es así», subraya.

Cuando un médico se transforma en paciente por las malas artes enfermizas y se encuentra hospitalizado, ¿en qué piensa?… Carmen lo tuvo claro mientras esperaba el momento de la cirugía: «Tengo que ser la mejor paciente de la clínica. No me voy a quejar de nada. Voy a dar ejemplo a todos mis compañeros».

A sus buenos deseos se unió su lógica curiosidad. Se fijó como paciente en todos los profesionales que trabajan junto a los médicos, a los que les rinde un agradecimiento eterno.

«Siempre pensamos que el cirujano es el único personaje de nuestra historia quirúrgica, el héroe que nos salva de ese mal; pero no es así, hay muchos más protagonistas:

El camillero. «De pronto, llaman a la puerta y aparece un señor que dice: ‘Señora Carmen Sala, vengo a buscarla; el doctor ya la está esperando’… y te entra una congoja de aúpa».

A continuación, «te recoloca en la cama, sube las protecciones y te conduce a los quirófanos por los pasillos tratando de animarte con una conversación familiar, momento en el que te fijas en las luminarias del techo».

Después se despide amablemente cuando hace la transferencia de la cama a otro compañero del quirófano: «Señora, espero que le vaya todo muy bien».

El anestesista. «Te dice… ahora se va a dormir. Empiece a pensar en una playa del Caribe. Y cuando estás pensando en la playa, ¡zas!, pierdes el oremus. Para ti comienza y finaliza la operación».

La siguiente persona que vuelves a ver es a la enfermera. «Ya estás en la cama de tu habitación. Te toman el pulso y la tensión. Vigilan tu salud. Todo de forma muy correcta y afable».

Otro personaje de esta historia es la auxiliar de enfermería: «Te lavan con tanta dulzura y cariño cuando te estás recuperando de la cirugía que ni lo notas, y además te cambian las sabanas. Gracias, auxiliares».

La camarera te trae la poca comida que puedes comer, siempre tan atenta: «Hola, qué tal… le traigo su caldito… si está un poquito frío se lo puedo calentar». Son estupendas, reconoce la doctora Sala.

También, la señora de la limpieza, que entra «con su mocho e intenta hacer el menor ruido posible. Recoge las flores estropeadas, las revistas; todo para dejarte una habitación impecable».

Y por supuesto, el señor de la floristería: «Pon, pon, pon… y entra anunciando…’la señora Carmen Sala, es para usted’. Y te deja un ramo flores enorme y precioso de parte de las personas que te quieren».

Como suscribiría la cantante y actriz de cine Olivia Newton-John, inolvidable es su actuación en ‘Grease’, «Al pasar por una experiencia traumática siempre le sacas partido».

Y como una enfermedad grave es un partido de verdad, la doctora Carmen Sala ha sacado un buen resultado: «Ahora entiendo mejor a mis pacientes sobre sus miedos; a ser más comprensiva con sus quejas, con sus dolores y con sus molestias; y sobre todo a tener paciencia, mucha paciencia con la larga lista de preguntas que nos hacen a nosotros los médicos»

Con este vídeoblog, la ginecóloga de efesalud, «no quiere decir que todos los médicos deban pasar por un proceso de enfermedad, pero quienes lo han hecho, como yo, espero que hayan sacado todo el provecho en beneficio de sus pacientes».

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Desde 1980, el Centro Ginecológico Gine3, es un centro que se ha dedicado al cuidado de la salud de la mujer y que fue fundado por la Dra. Carmen Sala y el Dr. Carlos Amselem.

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