La doctora Carmen Sala Salmerón, de la Clínica Gine-3 de Barcelona, nos enseña en este vídeoblog un superaparato que emplea en su consulta ginecológica para diagnosticar las enfermedades del sistema urinario inferior de la mujer: el urodinamómetro, un «Rolls-Royce» especializado en la detección, análisis y tratamiento de la incontinencia urinaria.
«Cuando una paciente entra en mi consulta desconoce qué es y para qué sirve una urodinamia, y no es otra cosa que una prueba que mide el funcionamiento de la vejiga. Es un pelín engorrosa, pero nunca causa dolor, asegura Carmen Sala, a pesar de que la mujer tenga que firmar un consentimiento informado».
Antes de efectuar la urodinamia se realiza la preceptiva anamnesis, donde la mujer detalla su historial clínico además de facilitar algunos datos relacionados con sus hábitos sociales. También se le formulan alrededor de 25 preguntas de un cuestionario vinculado a la prueba diagnóstica y se lleva a cabo una exploración ginecológica.
La incontinencia urinaria o pérdida involuntaria de orina se produce cuando la mujer, o el hombre, tiene necesidad urgente de miccionar y es incapaz de retener la orina hasta que no llega a un cuarto de aseo.
«A mí solo se me escapa la orina cuando estoy a punto de entrar en casa y me pongo nerviosa con las llaves de la cerradura», nos pone de ejemplo la doctora, uno de los muchos que le cuentan sus pacientes.
Los escapes se pueden producir al estornudar fuerte, reír con energía o al realizar algún tipo de ejercicio físico que presione el abdomen sobre la vejiga -bolsa muscular que puede almacenar hasta medio litro de sustancias-, un empuje que la uretra no puede retener.
¿Por qué?… debido a la relajación del esfínter, a un daño neurológico -afectación del nervio pélvico- o, lo más habitual, a fallos en los músculos del suelo pélvico, ya sea por un embarazo, el parto o la edad menopáusica; a lo que hay que añadir que la uretra femenina es más corta que la uretra del hombre.
Una vez que se ha realizado la prueba de la urodinamia se puede especificar por qué se escapa la orina y cuál será el tratamiento más adecuado para cada mujer.
«De hecho, el urodinamómetro permite al especialista determinar si la intervención quirúrgica llegará a tener éxito y si la mujer dejará de sufrir incontinencias; también es capaz de señalar posibles complicaciones», traza la doctora.
«La urodinamia no solo es indispensable para conocer el porqué de la incontinencia urinaria, también lo es para operar una matriz caída o una cistocele -desplazamiento de la vejiga sobre la vagina-. Y se convierte en obligatoria para mujeres que ya han pasado por la cirugía y el resultado no ha sido todo lo positivo que cabía esperar», expone.
La incontinencia urinaria se puede prevenir o retardar evitando los desencadenantes o fortalecimiento el suelo pélvico con ejercicios físicos. Y se puede mitigar con fisioterapia.
Pero los efectos de la incontinencia no se producen solo a nivel físico, sino también a escala psicológica y social, ya que lastra emocionalmente a las pacientes, afecta gravemente a su autoestima y provoca frecuentemente trastornos emocionales relacionados con la enfermedad, tales como ansiedad, estrés, aislamiento social y depresión.
Según el informe del Observatorio Nacional de la Incontinencia (ONI), se trata de un problema que afecta a cinco millones de españolas, de las que un 80% nunca ha consultado con un médico, lo que la convierte en una patología infradiagnosticada y, en muchos casos, infratratada.
«No os asustéis cuando vuestro ginecólogo os prescriba una prueba de urodinamia, ya que en apenas 25 minutos, en un ambiente adecuado, y bajo el control de unas manos expertas, no os hará el más mínimo daño», puede prometer y promete la doctora Carmen Sala Salmerón.
